25 octubre 2010

El mundo de las No ideas


Si existiera una maquina que nos insertara algunos dones en nuestro cerebro seguramente muchos elegiríamos (me incluyo) la creatividad y la imaginación. Seguramente en algún momento de nuestras vidas soñamos con inventar un nuevo método revolucionario que modifique la literatura, el cine, el arte o lo que sea que querramos cambiar. Al principio nos parece simple, como si tuviéramos la certeza de que fuera a suceder en cualquier momento y estuviéramos esperando ansiosamente el día en que mágicamente surgiera esa idea, perfecta, indestructible y hermosa, después de que se nos callo un vaso de vino en un sillón blanco o mientras una vieja discute con el almacenero por el precio de las chauchas. Podemos creer que esas son las situaciones en donde se nos ocurrirá algo innovador, original, distinto, pero luego de buscarle la vuelta nos damos cuenta de que eso ya lo contó otro. Mierda, ¿pero ya se contó todo lo que pasa en el mundo? Podría asegurar que si, que ya se agotaron los temas, los géneros, los subgéneros y los sub sub géneros de los géneros. Ya se hablo del amor, del odio, la venganza, del ser, del tiempo, de la guerra, de lo que no existe, de lo que existirá y de lo que paso y lo que pasara. Lamentablemente si suponemos que la originalidad esta ahí, pues olvidémoslo, fracasaremos rotundamente en una búsqueda inútil. La universalidad de los argumentos no es infinita, yo diría que es finita, excesivamente finita, tan finita como el ser humano. Entonces los argumentos son finitos porque hablan del ser humano, que es algo finito. Bueno, pero si queremos buscar la vuelta al problema y debatir por horas digamos que el espacio y el tiempo son infinitos. Ah, si si, pero que interesante, eso seria novedoso entonces. Ni por casualidad. Se han hecho millones de películas en donde existen cómicas maquinas del tiempo plagadas de lucecitas que titilan y en donde arriesgados hombres se someten a una teletrasportación por el túnel del tiempo. También se han hecho otras en donde sin maquinas del tiempo, el tiempo vuelve atrás por razones desconocidas o conocidas (por el guionista). Entonces el tiempo ya es algo con lo que se ha jugado hasta el hartazgo, un factor trillado, aburrido y recurrente que se convierte en insoportable con cada nueva película o libro. Lo mismo vale para el espacio ya que ambos están directamente relacionados.
Hoy en día muchas personas (no conozco a ninguna, pero dicen que existen) creen que lo que es raro es original. Un tipo sentado en un inodoro cagando y tirandose eructos mientras se filma con una cámara parece que para algunos es algo único, desconocido y estéticamente hermoso. Mientras mas “experimental” sea, mejor será para esta gente. Básicamente hay que ser raro, salirse de los canones y de lo que dice la teoría y la técnica. El lema es me cago en lo que debe ser, yo voy a hacer cualquier cosa que para la gente sea rara. Aunque no lo crean, a muchas personas, ver un corto danés, con cámara fija, de tres pelotudos sentados en un banquito de una plaza les pareció tan pero tan bueno que ganaron un festival de cine independiente. A menos que la conversación haya sido entre Einstein, Napoleón, Platon y Maradona, me parece una reverenda cagada y lo que hayan dicho esos tipos no se debe alejar mucho a las boludeces que dicen los de gran hermano. Sin embargo parece que es la “new wave”, lo freak, lo under, (para mi lo pelotudo) es lo que demuestra la carencia de ideas que existe en nuestro mundo.
Para no ser tan pesimista voy a admitir que hay algunas películas y otros tantos libros que me han parecido excelentes. No tanto por los argumentos si no por la manera en que están contados. He ahí el foco de la cuestión. Mientras obsesionados por encontrar la originalidad nos centramos en el argumento nos olvidamos que quizás es tan o más importante la forma en que narraremos esa historia. Para ejemplificar esto vean el corto “In god we trust” o “Medianeras” o simplemente observen lo simple (y hasta tonta) que es la historia que cuenta “Babel”. En lo simple esta la belleza, en las pequeñas cosas de la vida cotidiana, en pequeñas historias de vida que contadas con precisión y algo de originalidad puede encontrarse algo diferente.
En cuanto a los bloggers tampoco he visto demasiada originalidad, de hecho muchos creen que hablar de otros blogs es original. Bueno, bueno, ¿quien no ha hablado, insultado, despotricado, vanagloriado o ninguneado a otro blog? Suponiendo que eso es la originalidad en los blogs, entonces todos los blogs serian ultranovedosos. Los que no hablan de otros blogs, hablan de lo mismo que hablan los diarios, de lo mismo que hablan los críticos literarios o de lo mismo que hablan en la TV o en algún libro que leyeron alguna vez. Otros creen que la originalidad esta en hacer textos autoreferenciales. En ese caso estaríamos ante algo original (supuestamente) ya que leer lo que fue el día de un tipo o lo que pensó una vez mientras se sacaba un moco es algo nuevo. Tan nuevo que millones de otros ya lo escribieron de una u otra manera. Por ejemplo, la poca originalidad que tiene el autor de este texto queda demostrada en que tiene que hablar de lo repetitivo que es todo para creerse original. Finalmente todos caemos en los mismos errores de creernos personas con magnificas ideas llegando a afirmar que lo somos o que algún día llegara una luz para salvarnos como una especie de jesuscristo enviado por el dios de las ideas.
Este texto tedioso, insoportable y mal redactado es un ejemplo de la falta de originalidad que existe en nosotros (en mi si quieren); hechemosle la culpa a la Play Station, a Bill Gates o al que sea, pero talentosos hay pocos, los demás acompañan y escriben en blogs.