Resultados ya! eso es lo que se exige en el mundo moderno. No hay tiempo para los procesos que requieran de un desarrollo constante. Es fundamental lograr los objetivos en el menor tiempo posible sin importar el camino que se transite para arribar a la meta.Este fenómeno resultadista o de exitismo, el nombre lo dejo a su criterio, prevalece en incontables áreas, ya sea deportiva, empresarial o cultural. En algunas, como en la deportiva, este mal se hace más visible porque existen otros factores, fundamentales para magnificar este proceso, como lo son el fanatismo y la pasión. En el ámbito empresarial, todo queda en las esferas de la estructura edilicia. A lo sumo se transformara en rumores que rápidamente se apagaran. Es por ello que tomaré el área más infectada: el deporte
Imaginese un Alex Ferguson (DT de Manchester Utd) en Argentina. Tómese algunos segundos para pensar. ¿Encontró alguno que se asemeje? Posiblemente la respuesta sea negativa y esto se debe a que la inmediatez es lo que prima en el deporte argentino. No solo en el fútbol, sino en todos los deportes profesionales, pero sin duda que al tener mayor exposición este deporte es el principal referente del mal. Aun así, esta bacteria parece crecer día a día, trasladándose hacia otros órganos, contagiándolos lentamente. Esta enfermedad no produce la muerte, pero queda impregnada, atacando valores, responsabilidades y contratos. Todavía no se ha encontrado una vacuna, pero si se ha descubierto cuales son las causas del problema. Parece que una es el periodismo, magnificando lo erróneo y exaltando desaforadamente lo correcto, exigiendo cambios y resultados, ignorando y desconociendo historias. Otra de las causas del contagio es la misma gente. Desesperada e impaciente por conseguir el éxito, por abrazar la gloria (que ni siquiera es propia) y gozar al rival de turno.
Algunas afecciones tienen cura instantánea, otras parecen expandirse raudamente produciendo la destrucción lenta pero sufrida. Esta es de las segundas. Busca el lugar donde atacar y lo machaca de a poco, hasta que encuentra otro en donde comer. Como sociedad, ya estamos contagiados hace tiempo. Lamentablemente la búsqueda del éxito a toda costa, como único fin en la vida a destruido los pequeños procesos, la tolerancia y la paciencia. Que en paz descansen.