18 noviembre 2010

Exito Ya!


Resultados ya! eso es lo que se exige en el mundo moderno. No hay tiempo para los procesos que requieran de un desarrollo constante. Es fundamental lograr los objetivos en el menor tiempo posible sin importar el camino que se transite para arribar a la meta.Este fenómeno resultadista o de exitismo, el nombre lo dejo a su criterio, prevalece en incontables áreas, ya sea deportiva, empresarial o cultural. En algunas, como en la deportiva, este mal se hace más visible porque existen otros factores, fundamentales para magnificar este proceso, como lo son el fanatismo y la pasión. En el ámbito empresarial, todo queda en las esferas de la estructura edilicia. A lo sumo se transformara en rumores que rápidamente se apagaran. Es por ello que tomaré el área más infectada: el deporte

Imaginese un Alex Ferguson (DT de Manchester Utd) en Argentina. Tómese algunos segundos para pensar. ¿Encontró alguno que se asemeje? Posiblemente la respuesta sea negativa y esto se debe a que la inmediatez es lo que prima en el deporte argentino. No solo en el fútbol, sino en todos los deportes profesionales, pero sin duda que al tener mayor exposición este deporte es el principal referente del mal. Aun así, esta bacteria parece crecer día a día, trasladándose hacia otros órganos, contagiándolos lentamente. Esta enfermedad no produce la muerte, pero queda impregnada, atacando valores, responsabilidades y contratos. Todavía no se ha encontrado una vacuna, pero si se ha descubierto cuales son las causas del problema. Parece que una es el periodismo, magnificando lo erróneo y exaltando desaforadamente lo correcto, exigiendo cambios y resultados, ignorando y desconociendo historias. Otra de las causas del contagio es la misma gente. Desesperada e impaciente por conseguir el éxito, por abrazar la gloria (que ni siquiera es propia) y gozar al rival de turno.

Algunas afecciones tienen cura instantánea, otras parecen expandirse raudamente produciendo la destrucción lenta pero sufrida. Esta es de las segundas. Busca el lugar donde atacar y lo machaca de a poco, hasta que encuentra otro en donde comer. Como sociedad, ya estamos contagiados hace tiempo. Lamentablemente la búsqueda del éxito a toda costa, como único fin en la vida a destruido los pequeños procesos, la tolerancia y la paciencia. Que en paz descansen.

03 noviembre 2010

Facebook Groupies



Facebook, Twitter, Blogger, My Space, Linkedin y tantas otras redes forman parte de la vida cotidiana versión siglo XXI. Todas estas plataformas generan una inmensa cantidad de contenido volcado por los propios intérpretes, o en palabras de Van Peborgh, un estudioso de las redes sociales, los nativos digitales.
Mas allá del auge y explosión de estos medios de comunicación y sobre todo los cambios que han generado en la forma de interactuar de las personas, hay algunas cuestiones que todavía no han sido abordadas o explicadas. Básicamente las redes han construido una extensa telaraña de conexiones entre usuarios, en donde se comparte información de toda índole, desde fotografías, textos hasta simples pensamientos cotidianos como “@que frío que hace”. La necesidad constante de participar, de estar y de formar parte de algo, también construye sentido en las personas que se sienten imantadas a producir contenidos “compartibles”. Lentamente, hemos pasado a sentir la necesidad de entregar nuestros pensamientos e ideas desde el ámbito privado al público. De esa forma, exponernos al constante comentario de los demás participantes, a su voto positivo u a otras formas de interacción mediante aplicaciones o juegos.
El hecho de comunicar las 24 hs, solo por el hecho de comunicar, le resta valor al acto comunicacional. No siempre se tiene algo para decir o no siempre se quiere contar eso a los demás. Es improbable que todos los actos de nuestras vidas sean tan interesantes, trascendentes o extremos como para ser compartidos. “Tomando mate en lo de Luli” “uhh que frío que hace” “que noche loca” “en la playa tomando solcito”. Estos pueden ser típicos comentarios de facebook o twitter, los cuales son acciones simples que realiza cualquier ser humano y que anteriormente no formaban parte del universo. Entonces, ¿cual es la necesidad de comunicarse constantemente? Formar parte, estar, participar, comentar, decir, expresar, es lo que nos hace ser humanos siglo XXI. Esto no significa que antes las personas no quisieran participar o expresarse, sino que los espacios eran otros y la interacción no tenía constancia ni instanteneidad ni reproducción.
Ser, estar, participar y expresar. ¿Y las acciones? Este es un tema que puede generar mayor debate por el grado de complejidad conceptual. ¿Acaso formar parte de un grupo de facebook nos hace formar parte de una organización, grupo, entidad u ONG? Para el conocido antropólogo Alberto Melucci, “los nuevos movimientos sociales surgen como una respuesta a las formas complejas de control social y de procesamiento de la información”… “se originan en sitios de conflicto que no se dan ya en la arena específicamente política, sino que resultan del desarrollo de la vida cotidiana”. Estos movimientos generaran acciones colectivas, las cuales tendrán un sentido, tanto simbólico como material. Para Melucci, la acción tendrá fines, un medio y un campo. El primero es el sentido de la acción, el segundo las estrategias o modos de ralizarla y el ultimo el lugar donde se llevara a cabo la acción.
Los grupos de facebook, ya sea en contra de Kirchner, a favor de Kirchner, en contra del ataque a las ballenas, en contra de el golpe en la Republica del Congo, a favor de los budistas de Nepal o respaldando a una organización; realmente no son grupos. En primer lugar, solo tienen fines simbólicos, adherir a una causa por mas lejana que sea y sin un compromiso real con la misma. Tampoco hay planes o acciones y menos un campo en donde se lleven a cabo las acciones. Mas allá de la excelente reproducción de mensajes,ademas de la llegada que tiene en el público, estos grupos solo pueden prosperar si son grupos con una estructura real mas allá de la plataforma virtual.
Entonces, la realidad indica que facebook y las redes sociales pueden ayudar para diseminar información y comunicar, pero las acciones concretas de cambio todavía trascienden la virtualidad de las redes sociales, en donde el compromiso es minimo y sobre todo, en donde todo es efímero y pasajero.

25 octubre 2010

El mundo de las No ideas


Si existiera una maquina que nos insertara algunos dones en nuestro cerebro seguramente muchos elegiríamos (me incluyo) la creatividad y la imaginación. Seguramente en algún momento de nuestras vidas soñamos con inventar un nuevo método revolucionario que modifique la literatura, el cine, el arte o lo que sea que querramos cambiar. Al principio nos parece simple, como si tuviéramos la certeza de que fuera a suceder en cualquier momento y estuviéramos esperando ansiosamente el día en que mágicamente surgiera esa idea, perfecta, indestructible y hermosa, después de que se nos callo un vaso de vino en un sillón blanco o mientras una vieja discute con el almacenero por el precio de las chauchas. Podemos creer que esas son las situaciones en donde se nos ocurrirá algo innovador, original, distinto, pero luego de buscarle la vuelta nos damos cuenta de que eso ya lo contó otro. Mierda, ¿pero ya se contó todo lo que pasa en el mundo? Podría asegurar que si, que ya se agotaron los temas, los géneros, los subgéneros y los sub sub géneros de los géneros. Ya se hablo del amor, del odio, la venganza, del ser, del tiempo, de la guerra, de lo que no existe, de lo que existirá y de lo que paso y lo que pasara. Lamentablemente si suponemos que la originalidad esta ahí, pues olvidémoslo, fracasaremos rotundamente en una búsqueda inútil. La universalidad de los argumentos no es infinita, yo diría que es finita, excesivamente finita, tan finita como el ser humano. Entonces los argumentos son finitos porque hablan del ser humano, que es algo finito. Bueno, pero si queremos buscar la vuelta al problema y debatir por horas digamos que el espacio y el tiempo son infinitos. Ah, si si, pero que interesante, eso seria novedoso entonces. Ni por casualidad. Se han hecho millones de películas en donde existen cómicas maquinas del tiempo plagadas de lucecitas que titilan y en donde arriesgados hombres se someten a una teletrasportación por el túnel del tiempo. También se han hecho otras en donde sin maquinas del tiempo, el tiempo vuelve atrás por razones desconocidas o conocidas (por el guionista). Entonces el tiempo ya es algo con lo que se ha jugado hasta el hartazgo, un factor trillado, aburrido y recurrente que se convierte en insoportable con cada nueva película o libro. Lo mismo vale para el espacio ya que ambos están directamente relacionados.
Hoy en día muchas personas (no conozco a ninguna, pero dicen que existen) creen que lo que es raro es original. Un tipo sentado en un inodoro cagando y tirandose eructos mientras se filma con una cámara parece que para algunos es algo único, desconocido y estéticamente hermoso. Mientras mas “experimental” sea, mejor será para esta gente. Básicamente hay que ser raro, salirse de los canones y de lo que dice la teoría y la técnica. El lema es me cago en lo que debe ser, yo voy a hacer cualquier cosa que para la gente sea rara. Aunque no lo crean, a muchas personas, ver un corto danés, con cámara fija, de tres pelotudos sentados en un banquito de una plaza les pareció tan pero tan bueno que ganaron un festival de cine independiente. A menos que la conversación haya sido entre Einstein, Napoleón, Platon y Maradona, me parece una reverenda cagada y lo que hayan dicho esos tipos no se debe alejar mucho a las boludeces que dicen los de gran hermano. Sin embargo parece que es la “new wave”, lo freak, lo under, (para mi lo pelotudo) es lo que demuestra la carencia de ideas que existe en nuestro mundo.
Para no ser tan pesimista voy a admitir que hay algunas películas y otros tantos libros que me han parecido excelentes. No tanto por los argumentos si no por la manera en que están contados. He ahí el foco de la cuestión. Mientras obsesionados por encontrar la originalidad nos centramos en el argumento nos olvidamos que quizás es tan o más importante la forma en que narraremos esa historia. Para ejemplificar esto vean el corto “In god we trust” o “Medianeras” o simplemente observen lo simple (y hasta tonta) que es la historia que cuenta “Babel”. En lo simple esta la belleza, en las pequeñas cosas de la vida cotidiana, en pequeñas historias de vida que contadas con precisión y algo de originalidad puede encontrarse algo diferente.
En cuanto a los bloggers tampoco he visto demasiada originalidad, de hecho muchos creen que hablar de otros blogs es original. Bueno, bueno, ¿quien no ha hablado, insultado, despotricado, vanagloriado o ninguneado a otro blog? Suponiendo que eso es la originalidad en los blogs, entonces todos los blogs serian ultranovedosos. Los que no hablan de otros blogs, hablan de lo mismo que hablan los diarios, de lo mismo que hablan los críticos literarios o de lo mismo que hablan en la TV o en algún libro que leyeron alguna vez. Otros creen que la originalidad esta en hacer textos autoreferenciales. En ese caso estaríamos ante algo original (supuestamente) ya que leer lo que fue el día de un tipo o lo que pensó una vez mientras se sacaba un moco es algo nuevo. Tan nuevo que millones de otros ya lo escribieron de una u otra manera. Por ejemplo, la poca originalidad que tiene el autor de este texto queda demostrada en que tiene que hablar de lo repetitivo que es todo para creerse original. Finalmente todos caemos en los mismos errores de creernos personas con magnificas ideas llegando a afirmar que lo somos o que algún día llegara una luz para salvarnos como una especie de jesuscristo enviado por el dios de las ideas.
Este texto tedioso, insoportable y mal redactado es un ejemplo de la falta de originalidad que existe en nosotros (en mi si quieren); hechemosle la culpa a la Play Station, a Bill Gates o al que sea, pero talentosos hay pocos, los demás acompañan y escriben en blogs.