03 noviembre 2010

Facebook Groupies



Facebook, Twitter, Blogger, My Space, Linkedin y tantas otras redes forman parte de la vida cotidiana versión siglo XXI. Todas estas plataformas generan una inmensa cantidad de contenido volcado por los propios intérpretes, o en palabras de Van Peborgh, un estudioso de las redes sociales, los nativos digitales.
Mas allá del auge y explosión de estos medios de comunicación y sobre todo los cambios que han generado en la forma de interactuar de las personas, hay algunas cuestiones que todavía no han sido abordadas o explicadas. Básicamente las redes han construido una extensa telaraña de conexiones entre usuarios, en donde se comparte información de toda índole, desde fotografías, textos hasta simples pensamientos cotidianos como “@que frío que hace”. La necesidad constante de participar, de estar y de formar parte de algo, también construye sentido en las personas que se sienten imantadas a producir contenidos “compartibles”. Lentamente, hemos pasado a sentir la necesidad de entregar nuestros pensamientos e ideas desde el ámbito privado al público. De esa forma, exponernos al constante comentario de los demás participantes, a su voto positivo u a otras formas de interacción mediante aplicaciones o juegos.
El hecho de comunicar las 24 hs, solo por el hecho de comunicar, le resta valor al acto comunicacional. No siempre se tiene algo para decir o no siempre se quiere contar eso a los demás. Es improbable que todos los actos de nuestras vidas sean tan interesantes, trascendentes o extremos como para ser compartidos. “Tomando mate en lo de Luli” “uhh que frío que hace” “que noche loca” “en la playa tomando solcito”. Estos pueden ser típicos comentarios de facebook o twitter, los cuales son acciones simples que realiza cualquier ser humano y que anteriormente no formaban parte del universo. Entonces, ¿cual es la necesidad de comunicarse constantemente? Formar parte, estar, participar, comentar, decir, expresar, es lo que nos hace ser humanos siglo XXI. Esto no significa que antes las personas no quisieran participar o expresarse, sino que los espacios eran otros y la interacción no tenía constancia ni instanteneidad ni reproducción.
Ser, estar, participar y expresar. ¿Y las acciones? Este es un tema que puede generar mayor debate por el grado de complejidad conceptual. ¿Acaso formar parte de un grupo de facebook nos hace formar parte de una organización, grupo, entidad u ONG? Para el conocido antropólogo Alberto Melucci, “los nuevos movimientos sociales surgen como una respuesta a las formas complejas de control social y de procesamiento de la información”… “se originan en sitios de conflicto que no se dan ya en la arena específicamente política, sino que resultan del desarrollo de la vida cotidiana”. Estos movimientos generaran acciones colectivas, las cuales tendrán un sentido, tanto simbólico como material. Para Melucci, la acción tendrá fines, un medio y un campo. El primero es el sentido de la acción, el segundo las estrategias o modos de ralizarla y el ultimo el lugar donde se llevara a cabo la acción.
Los grupos de facebook, ya sea en contra de Kirchner, a favor de Kirchner, en contra del ataque a las ballenas, en contra de el golpe en la Republica del Congo, a favor de los budistas de Nepal o respaldando a una organización; realmente no son grupos. En primer lugar, solo tienen fines simbólicos, adherir a una causa por mas lejana que sea y sin un compromiso real con la misma. Tampoco hay planes o acciones y menos un campo en donde se lleven a cabo las acciones. Mas allá de la excelente reproducción de mensajes,ademas de la llegada que tiene en el público, estos grupos solo pueden prosperar si son grupos con una estructura real mas allá de la plataforma virtual.
Entonces, la realidad indica que facebook y las redes sociales pueden ayudar para diseminar información y comunicar, pero las acciones concretas de cambio todavía trascienden la virtualidad de las redes sociales, en donde el compromiso es minimo y sobre todo, en donde todo es efímero y pasajero.

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