12 agosto 2009

Al Centro Parte II (Costa Rica a la Ida)


Bajo una lluvia torrencial y cargado de expectativas arribe a Costa Rica. Con pocas referencias sobre este pequeño pais centroamericano no quedaria mas que sorprenderme. El viaje en taxi hasta el centro de San Jose, fue sentirme de nuevo en el universo capitalista. Luego de varios dias observando carteles de propaganda politica con las caras del Che, Fidel, Raul y hasta el mismismo Hugo Chavez, tener una publicidad de Mac Donalds o Holiday Inn era recordar lo que es el mundo occidental version siglo XXI.
Costa Rica es el país mas avanzado de Centroamérica. En buena parte debido al turismo que recibe, principalmente de Estados Unidos. Aunque no es la única actividad, ya que tiene un pequeño polo industrial, es el mayor sustento de su economía. Esto sumado a su intachable curriculum de estabilidad política lo convierten en una atracción para inversionistas de todas partes del mundo.
En cuanto a su cultura, es clara la influencia estadounidense desde la gastronomía pasando por el idioma y hasta en la vestimenta. Enorme cantidad de franquicias de comida rápida, ropa ancha tipo rapera y gran parte de los letreros, indicaciones o publicidades en ingles.
La historia indica que es el único pais latinoamericano que no sufrió golpes de estado en el siglo XX y además tiene la particularidad de no contar con fuerzas armadas. Segun me contaron unos jóvenes ticos (ese es el apodo de los ciudadanos costarricenses), luego de lo que ellos llamaban una "pequeña" guerra civil, se decidió abolir las fuerzas militares.
Al llegar al hostal y luego de acomodarme, comencé a preparar el largo periplo del dia siguiente, en el cual me esperaba un largo viaje hasta el pequeño pueblo de Tortuguero, en el caribe Costarricense.
Era domingo por la mañana y nadie circulaba por las calles de San Jose cuando el taxi me traslado hasta la terminal de buses. Alli debia tomar el transporte hasta el pequeño pueblo de Cariari. Antes de subir al omnibus, el chofer recomendo cuidar los objetos personales ya que se subiria y bajaria gente en el camino. Nada sorpresivo si se proviene de un pais como Argentina, en donde reina la paranoia por los robos y asaltos. Quizas para un Europeo o Yanqui acostumbrado a otras cuestiones si habria sido motivo de comentario en su regreso a casa. Acomodado en mi asiento comence a observar los hermosos paisajes montañosos plagados de tupida vegetacion. Luego de atravesar la cadena montañosa que rodea la capital, llegamos a una llanura, con lo que era clara indicacion que nos acercabamos al oceano.
Al llegar a Cariari, un pequeño poblado sin ningun atractivo especial, camine hasta otra terminal de buses ya que debia llegar al embarcadero para alli tomar un bote hacia Tortuguero. Mientras averiguaba, se dio una situación un tanto particular. Un guia del pueblo de Tortuguero comenzo a discutir con uno de los empleados de la empresa que vendia tickets hacia el embarcadero. Atento escuche la discusión entre estos dos personajes. Cuando las aguas se calmaron, consulte con el joven guia del pueblo cual era el inconveniente. Segun este, la empresa de buses intentaba sacar redito vendiendo el ticket de bus junto con el del bote e informando a la gente que es la unica empresa que realiza este trayecto, no permitiendo asi, que la gente elija otras empresas. Esa competencia desleal era la que molestaba a este hombre. De acuerdo con el y a pesar de la insistencia del vendedor de tickets, solo compre el de bus.
Luego de una hora de viaje, estabamos en el pequeño y rustico embarcadero. Un angosto rio de aguas amarronadas seria el camino final. Al subir a la “panga”, tal como se denomina a los pequeños botes, me acomode para disfrutar de un apasionante trayecto por una zona “semi” selvatica. Durante una hora pude observar los enmarañados arboles que asoman a la vera del rio, los troncos flotando y una innumerable cantidad de ruidos de animales e insectos.
El pueblo se encuentra atrapado entre los canales y el mar caribe teniendo una anchura aproximada de 400 metros entre el rio y el oceano. Las construcciones son basicas y no existen comodidades superlativas, ya que no es un punto excesivamente turistico. El hostal donde me aloje estaba en una ubicacion privilegiada, a unos pocos metros del mar. Luego de acomodar mi liviano equipaje emprendi una caminata por la playa. Extensa y despoblada, ideal para escuchar el sonido marino y admirar los pajaros que sobrevuelan constantemente. Durante la temporada de desove, que va de julio a noviembre, se pueden encontrar pequeñas tortugas marinas dando sus primeros pasos, de ahi el nombre del pueblo.
La noche me encontro tirado en una hamaca disfrutando de un cielo cargado de relampagos amagando con largar un fuerte aguacero.
La partida por el rio hacia el embarcadero fue nuevamente motivo de admiracion por el paisaje. San José me esperaba nuevamente con una fuerte lluvia y un cielo gris. Alli debia hacer noche para continuar con el trayecto.
El motivo de mi regreso a la capital fue debido a que las conexiones viales en Costa Rica no son demasiado acordes a un turista que viaja en bus, ya que para trasladarse de un punto a otro, generalmente no queda otra opción que pasar por San Jose.
Al amancer parti rumbo a La Fortuna, pequeño poblado en la cordillera central, a unos 150 kms. Sin embargo al ser una carretera de montaña el viaje seria mas largo de lo pensado. Esto sumado a que el bus paraba en todos las localidades en camino al destino final. Por lo que un viaje que normalmente debería durar 3 horas, termino siendo de unas interminables cinco horas.
Pasado el mediodia, me encontraba en La Fortuna, un lugar tipico de montaña. Construcciones de madera, una plaza central ordenada, poco trafico y escaso movimiento. Recorrerlo demoraria unas pocas horas. A pesar de ello el objetivo principal era visitar el imponente volcan Arenal, ubicado a unos 15km del pueblo.
Rapidamente averigue como llegar y al cabo de unas horas estaba caminando en las inmediaciones de la gran montaña.
El volcan es tal cual uno se imagina en una fotografia, con una forma conica y humo saliendo de su crater. Sorpresivamente para mi, nos pudimos acercar hasta el maximo permitido, unos 300 metros de su ladera.
Desde allí pude observar un espectáculo increíble. El feroz volcán escupiendo lava y pequeñas bolas de fuego con atronadores rugidos. La suerte jugo a mi favor, ya que hacia tiempo que no se registraban movimientos de ese tipo en el Arenal.
Feliz de haber presenciado una maravilla de la naturaleza en su maxima expresion regrese al pueblo bajo un fuerte diluvio.
Por la noche, luego de un calido baño, comence a evaluar como llegar al siguiente punto a visitar. Lamentablemente habria que pasar nuevamente por San Jose ya que desde la cordillera no existe transporte alguno para llegar al Pacifico.
Antes de partir realice una breve pasada por una imponente caida de agua cercana al pueblo. A pesar de ello, la entrada a la misma, era de 10 dolares cuando realmente no lo valia. Aun asi decidi entrar y disfrutar un buen momento cerca del agua, sobre todo para apaciguar el calor.
Conociendo la duracion desde La Fortuna hacia San Jose, arranque temprano, cargado de paciencia. El viaje, otra vez se hizo eterno, pero al atardecer estaba nuevamente en la capital. Sí, de nuevo. De alli, deberia correr hasta la terminal de buses que se dirigen al pacifico; por lo que baje de un bus y rapidamente me subi a otro.
El proximo destino era Manuel Antonio, parque Nacional en el Pacifico.
Era de noche cuando arribe, por lo que no pude apreciar la extension ni la belleza del lugar; solo se escuchaba el ruido del oceano y alguna musica de unos bares cercanos.
Por la mañana inice una caminata, en donde reconoci lo infimo de este pequeño poblado. Plagado de extranjeros, tanto turistas norteamericanos como residentes que luego de una estadía alli decidieron dejar todo para poner un hostal o un bar. Españoles, colombianos, argentinos, eran mayoría entre los pocos costarricenses.
La playa, con una fisonomía distinta a las caribeñas. Grandes riscos, el mar crispado con mucha piedra y una temperatura inferior del agua.
Un hermoso baño, en compañía de unas grandes iguanas que caminaban por la playa, me devolvio un poco el aire. La humedad, sumada a una alta temperatura hacia imperante un poco de refresco marino. Por la tarde se desato una llovizna que postergo al sol por algunas horas.
Aprovechando el agua, decidi descansar, leer, tener un rato de ocio y tranquilidad en una cama. Luego de tanto trajin, era la primera vez que podia parar el cuerpo por unas horas. El golpeteo de la lluvia en el techo sirvió como melodía para una comoda siesta.
Al dia siguiente, temprano por la mañana, arranque mi excursion por el Parque Nacional Manuel Antonio. En esta area se pueden ver una gran variedad de pajaros y animales dentro de una extensa area de vegetacion. La zona es de riscos cercana a la playa y el parque se encuentra alrededor de una peninsula.
La caminata por los senderos era asombrosa, ya que a cada paso se podian ver una enorme cantidad de insectos de todo tipo y color. La humedad no ayudaba demasiado pero el paseo era merecedor de un esfuerzo. Al bajar de un risco, llegue a una pequeña cala, con algunos arboles caidos y ciertas piedras. Ahi pude disfrutar de la tranquilidad y la soledad por algunos momentos. Increible sensacion de paz la que se puede vivir en lugares de esas caracteristicas, perdiendo la mirada en el oceano, admirando cada centimetro y recordando cada detalle de esa pintura.
Continue por el camino hasta llegar a Punta Catedral, en donde se encuentra la vista mas hermosa del parque. Desde alli se divisa la pequeña bahia, los riscos, el mar azulado y los arboles circundando la playa. Luego de tomar varias fotos y disfrutar del paisaje, segui camino.
En un instante estaba en otra playa, aunque esta era mas concurrida, ya que estaba mas cerca de la entrada del parque. Aun asi, al rato, se despoblo por lo que pude descansar y aprovechar un baño relajante en el pacifico. Mientras me planchaba en el mar, unos pequeños monos capuccinos bajaron de sus arboles para interactuar con los turistas. Comica situacion, aunque podria haber sido tragica, cuando el monito comenzo a revolver mi mochila. Como un desesperado sali del mar y corri hacia el mono, que asustado huyo hacia su arbol. Sin embargo el show no termino, ya que aprovechando el final del dia, los simios, abrian los tachos de basura para revisar la comida que habian dejado los turistas durante la jornada.
Cansado luego de un extenso dia de sol, caminatas y playa, regrese a la cabaña. Organice mis elementos ya que el proximo dia tendria que volver a San Jose para preparar mi viaje a Nicaragua.
El viaje hacia la capital fue fugaz y en algunas horas estaba nuevamente acomodando mis cosas y averiguando los horarios de buses para mi partida.
Al dia siguiente parti hacia Nicaragua, sabiendo que volveria a Costa Rica ya que habian quedado pendientes algunos puntos y ademas debido a que mi pasaje aereo partia desde San Jose.
Feliz de haber disfrutado de las bellezas de la naturaleza y aprovechado al maximo el tiempo y los recursos disponibles, me encontraba en el bus que me dejaria en Granada, pequeña ciudad nicaraguense.
La historia continuara a la vuelta en Costa Rica, pero eso solo lo sabria mucho despues de mis increibles vivencias Nicaraguenses.

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