GRANADA
El sol apenas asomaba cuando el bus comenzo a rodar por la panamericana rumbo a Nicaragua. Seria un largo viaje hasta Granada por lo que cargarse de paciencia tendria que ser indispensable. El paisaje, de un verde intenso, con algunas quebradas y arboles de mediana altura. La ruta, la conexion mas importante entre los paises centroamericanos, tenia una transito movido, con una gran cantidad de camiones y buses circulando en ambas direcciones.
Pasado el mediodia llegabamos a Peñas Blancas, frontera entre Costa Rica y Nicaragua. Igual que cualquier frontera terrestre se deben tomar ciertos recaudos mientras se realizan los tramites ya que generalmente estas areas son “tierra de nadie”. Esto sumado a que hay un enorme transito de nicaragüenses que ingresan a trabajar a Costa Rica en la construccion o en el campo; similar a la inmigración boliviana hacia Argentina. Basicamente los nicas hacen lo que los ticos no quieren hacer o sea ensuciarse las manos.
Luego de dos horas estaba subiendo nuevamente al bus pero ahora en tierras sandinistas. Luego de unos kilómetros, podía observar por la ventanilla el hermoso Lago Cocibolca (Lago de Nicaragua para los libros de geografía, para mi Cocibolca). Se veia inmenso, con aguas de azul oscuro y bastante embravecido. A lo lejos la fabulosa Isla de Ometepe, con sus dos volcanes imponentes pintando un hermoso cuadro de colores.
El viaje se hizo corto mientras miraba el paisaje escuchando musica, por lo que podria haber seguido sentado alli disfrutando de tan hermosas vistas por horas.
Con un agobiante calor y una pesada humedad arribe a Granada.
Esta es una de las ciudades mas importantes del pais, luego de Managua y Leon. Las construcciones son tipicamente coloniales españolas, sobre todo en la zona centrica. Tal cual diseñaban los colonizadores, en el centro se ubica una plaza y a uno de sus lados la catedral, en este caso con una alta cupula amarilla que contrasta con la poca altura de las demas construcciones aledañas.
A pesar de lo pintoresco, las calles se veian muy sucias y el transito totalmente desorganizado, en este caso debido a la falta de semaforos.
Saliendo de cuestiones infraestructurales lo que mas percibia eran las graves falencias en el area social. Una creciente pobreza ataca a Nicaragua y se puede visualizar en las calles, con niños pidiendo, hombres borrachos tirados en las veredas, madres con pequeños chiquitos malnutridos y tantas otras cuestiones. Sin embargo, los problemas arrancan desde el fondo y hay otros inconvenientes que hacen a Nicaragua "un pais de pobres" y no un pais pobre, frase repetida por un amigo nicaraguense durante una charla en Granada.
Luego de una caminata por el centro historico con el sol cayendo por detras del lago, volvi al hostel. Ahi mates de por medio conoci a Ricardo, un artesano mexicano que estaba trabajando en un voluntariado. Resulto ser que el dueño del hostel, un valenciano, manejaba un centro social de ayuda a chicos con discapacidad entre otras acciones. Asi fue que comenzamos una larga charla acerca de su trabajo en el centro social, mi viaje, la realidad nicaragüense y otras tantas cuestiones. Mas tarde se unio a nosotros, Antonio, el creador de la ONG. A partir de alli y hasta altas horas de la madrugada conversamos sobre los políticos latinoamericanos, la conquista española y la pobreza en nicaragua, entre otras cuestiones. Luego de intercambiar diversas opiniones, Antonio saco su laptop y comenzó a mostrarme videos y fotografías del trabajo que realizan en la organización. No solo fue eso, si no que de repente me vi con un hermoso regalo en mi mano: un calendario hecho con fotografías de los niños.
Increible, pero a partir de ese momento mi viaje se transformo, todo lo que tenia pensado empezo a cambiar de rumbo, todo lo que habia planeado se modifico radicalmente. A partir de alli, seria otra aventura, como si lo anterior hubiera formado parte de otro viaje, en otra epoca. Un nuevo libro se abría. Sin quererlo, sin buscarlo, los dias siguientes y hasta mi ultimo dia en centroamerica seria un cumulo de hermosas sorpresas.
Me fui a dormir anonadado, perplejo, por la voluntad, la actitud de esta gente que se dedica a ayudar a los más necesitados y marginados sin pedir nada a cambio.
Son estas cuestiones la que hacen reflexionar sobre cuanto nos quejamos por nuestra realidad sin comprender que hay otras personas que viven una mas triste. No solo eso, si no la fuerza que tienen para afrontar los duros inconvenientes con los que conviven dia a dia. Sin embargo, tambien hay gente como la que pude empezar a conocer mis primeros dias en Granada. Personas que en sus paises tienen una vida comoda pero deciden dejarlo todo para ayudar a los que menos tienen. Asi, sin nada, cruzar el oceano para levantar paredes, enseñar a leer, hacer reir o simplemente escuchar. Son esos anonimos que lo hacen por amor al arte, simplemente y que jamas seran reconocidos o conocidos mas que por esas personas que ayudaron. Aunque es claro que no necesitan nada de todo ello, solo les alcanza con tender la mano.
Al dia siguiente decidí caminar hacia el Lago por la calle La Calzada, en donde se ubican gran parte de los restaurantes y bares turísticos. La callecita de piedra parecia haber sido reacondicionada poco tiempo atras, reforzando su atractivo para que los turistas puedan disfrutar de una caminata.
Llegado el mediodia, el calor era insoportable, por lo que seria un buen momento para descansar. Bajo un arbol de la plaza y junto con una botella de agua me sente a disfrutar del movimiento citadino. Los tipicos turistas "yanquis" con sus caras blancuzcas, sus enormes camaras de foto y su ropa de color caqui, los niños con sus uniformes escolares, los vendedores ambulantes con sus jugos de fruta o sus golosinas; eran algunos de los personajes que pude divisar.
Un breve almuerzo y volver al hostel para recargar energias. Este era de un estilo colonial, con un patio interno y galerias alrededor. Habia sido restaurado y transformado para su actual funcion hotelera. Ademas tenia unas hermosas hamacas, las cuales eran fabricadas por los chicos de la ONG, en donde se podia tomar un comodo descanso.
Echado en una de las hamacas, fumando un cigarro, pude conocer a otro interesante personaje. Aingeru, vasco por elección, pamplonés de nacimiento, era otro de los voluntarios del centro social. Una breve charla me basto para darme cuenta del tipo de persona con la que hablaba. Enorme corazon y sobre todo una fuerte vocación por la solidaridad. Ese fue otro momento importante del viaje, ya que a partir de conocer a Aingeru, también surgirian modificaciones en el trayecto que tenia en mente.
La visita al volcan Mombacho, a unos pocos kilometros de Granada fue una divertida excursion que comenzo temprano por la mañana. En la cumbre del volcan se podia divisar uno de los crateres inactivos plagado de arboles achaparrados. La vista aerea de la ciudad y el lago ya hacia valer la pena el esfuerzo.
La caminata rodeando la montaña seria de cuatro horas por un angosto sendero, pasando por bosques enanos y divisando los otros crateres.
Extenuado regrese al hostel, pensando que ese habia sido mi ultimo dia en Granada, pero horas mas tarde todo cambiaria.
Pasado el mediodia llegabamos a Peñas Blancas, frontera entre Costa Rica y Nicaragua. Igual que cualquier frontera terrestre se deben tomar ciertos recaudos mientras se realizan los tramites ya que generalmente estas areas son “tierra de nadie”. Esto sumado a que hay un enorme transito de nicaragüenses que ingresan a trabajar a Costa Rica en la construccion o en el campo; similar a la inmigración boliviana hacia Argentina. Basicamente los nicas hacen lo que los ticos no quieren hacer o sea ensuciarse las manos.
Luego de dos horas estaba subiendo nuevamente al bus pero ahora en tierras sandinistas. Luego de unos kilómetros, podía observar por la ventanilla el hermoso Lago Cocibolca (Lago de Nicaragua para los libros de geografía, para mi Cocibolca). Se veia inmenso, con aguas de azul oscuro y bastante embravecido. A lo lejos la fabulosa Isla de Ometepe, con sus dos volcanes imponentes pintando un hermoso cuadro de colores.
El viaje se hizo corto mientras miraba el paisaje escuchando musica, por lo que podria haber seguido sentado alli disfrutando de tan hermosas vistas por horas.
Con un agobiante calor y una pesada humedad arribe a Granada.
Esta es una de las ciudades mas importantes del pais, luego de Managua y Leon. Las construcciones son tipicamente coloniales españolas, sobre todo en la zona centrica. Tal cual diseñaban los colonizadores, en el centro se ubica una plaza y a uno de sus lados la catedral, en este caso con una alta cupula amarilla que contrasta con la poca altura de las demas construcciones aledañas.
A pesar de lo pintoresco, las calles se veian muy sucias y el transito totalmente desorganizado, en este caso debido a la falta de semaforos.
Saliendo de cuestiones infraestructurales lo que mas percibia eran las graves falencias en el area social. Una creciente pobreza ataca a Nicaragua y se puede visualizar en las calles, con niños pidiendo, hombres borrachos tirados en las veredas, madres con pequeños chiquitos malnutridos y tantas otras cuestiones. Sin embargo, los problemas arrancan desde el fondo y hay otros inconvenientes que hacen a Nicaragua "un pais de pobres" y no un pais pobre, frase repetida por un amigo nicaraguense durante una charla en Granada.
Luego de una caminata por el centro historico con el sol cayendo por detras del lago, volvi al hostel. Ahi mates de por medio conoci a Ricardo, un artesano mexicano que estaba trabajando en un voluntariado. Resulto ser que el dueño del hostel, un valenciano, manejaba un centro social de ayuda a chicos con discapacidad entre otras acciones. Asi fue que comenzamos una larga charla acerca de su trabajo en el centro social, mi viaje, la realidad nicaragüense y otras tantas cuestiones. Mas tarde se unio a nosotros, Antonio, el creador de la ONG. A partir de alli y hasta altas horas de la madrugada conversamos sobre los políticos latinoamericanos, la conquista española y la pobreza en nicaragua, entre otras cuestiones. Luego de intercambiar diversas opiniones, Antonio saco su laptop y comenzó a mostrarme videos y fotografías del trabajo que realizan en la organización. No solo fue eso, si no que de repente me vi con un hermoso regalo en mi mano: un calendario hecho con fotografías de los niños.
Increible, pero a partir de ese momento mi viaje se transformo, todo lo que tenia pensado empezo a cambiar de rumbo, todo lo que habia planeado se modifico radicalmente. A partir de alli, seria otra aventura, como si lo anterior hubiera formado parte de otro viaje, en otra epoca. Un nuevo libro se abría. Sin quererlo, sin buscarlo, los dias siguientes y hasta mi ultimo dia en centroamerica seria un cumulo de hermosas sorpresas.
Me fui a dormir anonadado, perplejo, por la voluntad, la actitud de esta gente que se dedica a ayudar a los más necesitados y marginados sin pedir nada a cambio.
Son estas cuestiones la que hacen reflexionar sobre cuanto nos quejamos por nuestra realidad sin comprender que hay otras personas que viven una mas triste. No solo eso, si no la fuerza que tienen para afrontar los duros inconvenientes con los que conviven dia a dia. Sin embargo, tambien hay gente como la que pude empezar a conocer mis primeros dias en Granada. Personas que en sus paises tienen una vida comoda pero deciden dejarlo todo para ayudar a los que menos tienen. Asi, sin nada, cruzar el oceano para levantar paredes, enseñar a leer, hacer reir o simplemente escuchar. Son esos anonimos que lo hacen por amor al arte, simplemente y que jamas seran reconocidos o conocidos mas que por esas personas que ayudaron. Aunque es claro que no necesitan nada de todo ello, solo les alcanza con tender la mano.
Al dia siguiente decidí caminar hacia el Lago por la calle La Calzada, en donde se ubican gran parte de los restaurantes y bares turísticos. La callecita de piedra parecia haber sido reacondicionada poco tiempo atras, reforzando su atractivo para que los turistas puedan disfrutar de una caminata.
Llegado el mediodia, el calor era insoportable, por lo que seria un buen momento para descansar. Bajo un arbol de la plaza y junto con una botella de agua me sente a disfrutar del movimiento citadino. Los tipicos turistas "yanquis" con sus caras blancuzcas, sus enormes camaras de foto y su ropa de color caqui, los niños con sus uniformes escolares, los vendedores ambulantes con sus jugos de fruta o sus golosinas; eran algunos de los personajes que pude divisar.
Un breve almuerzo y volver al hostel para recargar energias. Este era de un estilo colonial, con un patio interno y galerias alrededor. Habia sido restaurado y transformado para su actual funcion hotelera. Ademas tenia unas hermosas hamacas, las cuales eran fabricadas por los chicos de la ONG, en donde se podia tomar un comodo descanso.
Echado en una de las hamacas, fumando un cigarro, pude conocer a otro interesante personaje. Aingeru, vasco por elección, pamplonés de nacimiento, era otro de los voluntarios del centro social. Una breve charla me basto para darme cuenta del tipo de persona con la que hablaba. Enorme corazon y sobre todo una fuerte vocación por la solidaridad. Ese fue otro momento importante del viaje, ya que a partir de conocer a Aingeru, también surgirian modificaciones en el trayecto que tenia en mente.
La visita al volcan Mombacho, a unos pocos kilometros de Granada fue una divertida excursion que comenzo temprano por la mañana. En la cumbre del volcan se podia divisar uno de los crateres inactivos plagado de arboles achaparrados. La vista aerea de la ciudad y el lago ya hacia valer la pena el esfuerzo.
La caminata rodeando la montaña seria de cuatro horas por un angosto sendero, pasando por bosques enanos y divisando los otros crateres.
Extenuado regrese al hostel, pensando que ese habia sido mi ultimo dia en Granada, pero horas mas tarde todo cambiaria.
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